Como podéis imaginar esta entrada no es idea mía en exclusiva, pues yo misma la he visto en muchos post DIY, pero tenía ganas de hacerla y experiementar y así poder contaros las ventajas, inconvenientes y los resultados obtenidos, pues ya sabéis que en mi blog no incluyo solo las cosas bonitas, sino que os cuento la realidad. Allá vamos...
Lo primero que necesitamos es material.
Yo he utilizado botes de Nesquik, pues mi abuela, que no conoce Internet, pero sí mis dotes de recicladora y #diogenera, ha decidido colaborar y me ha guardado todos los que ellos han consumido ☺
Pero podéis utilizar los botes de la leche infantil (mis niños ya pasaron hace tiempo esa fase, así que no tengo).
Como lo mío es experientar, he utilizado tres técnicas para tunear el bote... hoy os cuento la primera de ellas.
Además de estos tres materiales básicos ya sabéis que nos hacen falta los materiales de todos los DIY, cola blanca, lija, tijeras, guantes...
Esta semana empezamos con el spray.
Lijamos ligeramente el bote para quitarle el brillo y pintamos con el spray.
El truco del spray es aplicarlo despacio para que vaya secándose y no gotee.
* * El primero que hice lo apliqué demasiado deprisa y quedó lleno de goterones, por lo que tuve que volver a lijarlo y pintarlo despacio. Como es circular, podemos moverlo para que se vaya secando mientras pintamos. * *
El resultado es espectacular. Ya tenemos unos botes listos para utilizar y guardar en ellos lo que más nos guste ♥
Y vosotros, ¿qué meteríais dentro?
